Voluptuosidad

Erase una encantadora bailarina que sabía bailar la más voluptuosa de las danzas, la de los cuatro encantos, a la que ningún hombre se resiste. La cabeza hacia atrás, la boca entreabierta, los brazos extendidos, el cuerpo sabiamente desnudo, había sentido, ante la mirada de príncipes, todos los escalofríos del amor. Al final de la danza, empapada en sudor y respirando de forma entrecortada, se fue de la sala y se desplomó en el jardín, cerca de un estanque donde flotaban rosas y apoyó su frente caliente contra el mármol. Un joven que la había seguido, poseído por el deseo de su cuerpo, se acercó a ella en medio de la noche, le hizo un comentario sobre su perfecta danza y le preguntó en voz baja si le gustaba la voluptuosidad.
-No sé  lo que significa esa palabra – le contestó la joven.

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