Vigilar mi manto

Habib Ajami fue a un río a lavar y dejó su manto tirado en el suelo. Hasan de Basra, que pasaba por allí, lo vio. Pensando que alguien debía cuidar aquella pertenencia, permaneció haciendo guardia hasta que Habib retornó.
Hasan preguntó entonces a Habib a quien le había dejado al cuidado del manto.
-¡Lo he dejado al cuidado – dijo Habib – de aquel que te dio a ti la tarea de vigilar!

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