Valiosa joya

Nasrudin encontró una valiosa joya en la calle. Deseaba guardársela, pero de acuerdo con la ley del lugar, quien encontrara un objeto debía ir al mercado y pregonarlo tres veces a viva voz. A las tres de la mañana el Mulá fue a la plaza y tres veces gritó:
-¡He encontrado tal y tal sortija!
Al dar el tercer grito, la gente comenzó a inundar las calles.
-¿De qué se trata, Mulá? – le preguntaron.
-La ley estipula una triple repetición – dijo Nasrudín – y es posible que la quebrante si lo reitero una cuarta vez, pero les diré una cosa: puedo  asegurarles que soy dueño de una sortija de diamantes.

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