Un caracol
En cierta ocasión un hombre vio un caracol acomodado en una grieta de una pared. Le gritó:
-¡Hola caracol!
Créase o no aquel caracol hablaba y oía y le respondió:
-¡Hola tú! ¿Qué cosa eres?
-Soy un ser humano
-¿Son ustedes como nosotros? – preguntó el caracol
-En cierto modo; pero hay muchas cosas que nosotros hacemos y tú no puedes hacer.
-Nómbramelas
-Bueno, por ejemplo, ustedes tienen ojos sobre una especie de tubos largos como tallos.
Nosotros tenemos tallos también, en el extremo opuesto y los llamamos piernas. En las piernas tenemos pies. Moviendo las piernas y los pies podemos recorrer grandes distancias en tiempo muy breve.
-¡Eso suena extraordinario! ¡Algo más?
-Bueno, no tenemos caparazón. No nos hace falta
-¿No tienen caparazón? Bueno supongo que es posible…¿algo más?
-Podemos comunicarnos sin palabras, aun sin estar juntos. El método es tomar algo, una hoja por ejemplo. Trazar en ellas unas marcas llamadas escrituras y enviarlas a través de otro ser humano. Y mediante algo llamado lectura , la persona que la recibe se entera de lo que pensó quien la escribió. El caracol dijo:
-Lo malo es que tú, al igual que todos los mentirosos, extremas la nota. Yo te he sorprendido en exageraciones con sólo fingir que te creía. Si te estimulara más, absteniéndome de expresar la lógica incredulidad de todo ser racional, me convertiría en cómplice de tus escandalosas mentiras