Tres cosas
Cierto buscador de la verdad irrumpió en la que le habían dicho que era la casa de un sabio oriental. Aferró la mano de la figura sentada en la alfombrilla de oraciones y le suplicó que lo aconsejara.
-Te diré tres cosas – dijo el otro hombre – primero, estás muy excitado para comprender algo, segundo, estás pisándome y tercero, soy un servidor…¡el sabio vive al lado!.