Todos tus deseos
Un derviche estaba sentado a la vera de un camino cuando un cortesano, acompañado por su séquito, pasó cabalgando en dirección contraria y lo golpeó con un bastón, exigiéndole a gritos:
-¡Deja libre el camino, perro miserable!
El derviche los dejó pasar, después se levantó y gritó:
-¡Ojalá se te cumpla todo lo que desees en este mundo, hasta lo más grandioso!
Un espectador al que había impresionado mucho esta escena se acercó al devoto y le dijo:
-Por favor di si tus palabras fueron inspiradas por generosidad de espíritu o por la seguridad de que los deseos de este mundo corromperán aún más a ese hombre.
-¡Oh amigo de inteligente aspecto! – respondió el derviche – ¿no se te ha ocurrido pensar que lo dije, simplemente, porque las personas que consiguen sus mayores deseos no necesitan andar por ahí golpeando derviches?