Tiranía
Se cuenta que estaban preparando unos kebabs para Naushirwan con la caza que acababan de matar en el coto. Los cocineros se quedaron sin sal, por lo que enviaron a un esclavo a un pueblo cercano para que consiguiera un poco. Cuando se marchaba, Naushirwan le pidió que se asegurase de entregar el precio de la sal que obtuviera, no fuera a convertirse en costumbre llevarse algo sin pagar y quedara arruinado el pueblo. Algunos preguntaron:
-¿Qué daño podría ocasionar tal nimiedad?
-Un pequeño acto de tiranía parece carecer de importancia – dijo Naushirwan – pero los que vienen luego van multiplicándola y acaba siendo de magnitudes imponderables.