Reputación
La reputación de Koja Ahrar había crecido tanto, que mucha gente se congregaba para incorporarse a sus seguidores, les quisiera él o no. Un día oyó decir que cuatro individuos particularmente detestables estaban en camino para verle, dispuestos a poder decir que se habían convertido en seguidores del Señor de los Libres.
Inmediatamente Koja Ahrar hizo averiguaciones acerca de lo que le gustaba a aquella gente. Cuando los cuatro llegaron, vieron que el maestro llevaba un gorro rojo, hablaba sin moderación, comía dulces y declaraba que era incapaz de resistirse al opio. Aquellos individuos no pasaron más de media hora en su presencia, y nunca más hablaron de él.