Reputación
Un hombre se dirigió a Zainulabidin diciéndole:
-Te reconozco como mi guía y maestro, y te suplico que me permitas aprender de ti.
-¿Por qué crees que soy guía y maestro?
El recien llegado respondió:
-He buscado durante toda mi vida y nunca he encontrado a nadie con tal reputación de bondad, afecto y excelente apariencia.
Zainulabidin lloró y le dijo:
-¡Querido amigo, qué cosa tan frágil es el hombre, y en qué peligro está! La reputación y las acciones que me atribuyes las comparto con algunas de las peores personas en el mundo. Si todos los hombres juzgan sólo por las apariencias, todo diablo será considerado un santo y todo hombre superior podría ser visto como un enemigo de la humanidad.