Prevenir
Nasrudín le dio un cántaro a uno de sus hijos y le pidió que fuera a buscar agua a la fuente. Justo cuando estaba a punto de salir de casa, le dio un fuerte bofetón y le dijo:
-¡Ve con cuidado y no rompas el cántaro!
Un amigo que estaba allí le dijo a Nasrudín:
-A veces tu comportamiento me parece muy injusto. ¿por qué has abofeteado al pobre muchacho?
-Le he abofeteado en el momento indicado – dijo Nasrudín – ¿de qué serviría abofetearle después de que hubiese roto el cántaro?