Postura correcta

Un peregrino sufi, al término de un largo y duro viaje, llegó por fin a La Meca y se dirigió a la Santa Kaaba. Totalmente agotado, se postró en el lugar y se durmió con las piernas dirigidas hacia el Sagrado Lugar.
Un devoto, viendo la irrespetuosa postura, sacudió violentamente al sufí, sermoneándolo con acritud:
-¡Miserable! ¿No temes extender tus mugrientos pies ante la casa en la que Dios se encuentra?
-Sí, por supuesto – respondió el peregrino – pero no sé que hacer. Ayúdame, por favor, y coloca mis doloridos pies en una dirección en la que no se encuentre Él.

Publicaciones Similares