Pavo real
Un ruiseñor decía cierta vez a un pavo real.
-Cuando trino, la gente me rodea para escuchar la belleza de mi canto. El hombre tal vez sea asesino pero es también esteta.
El pavo real después de escuchar con atención, decidió atraer a la muchedumbre para que admirara su hermoso plumaje, incomparablemente más exquisito, que ningún ruiseñor podría exhibir. Con ese propósito acudió a un lugar donde se congregaron seres humanos. Se pavoneó frente a ellos, plegando y desplegando su cola, escondiendo y extendiendo sus plumas ante la mirada de todos. Uno de los espectadores dijo:
-Ese infortunado pavo real tiene algo que no anda bien. No puede quedarse quieto. Debe ser alguna enfermedad.
En vista de lo cual tomaron al pavo real y lo mataron, no fuese que la enfermedad se propagase a sus aves domésticas.