Nasrudín y la carta
Un iraní recibió una carta de su país, se la llevó a Nasrudín y le pidió:
– Maestro, hágame el favor de leerme la carta.
Nasrudín examinó la carta y vio que la letra era ilegible, además escrita en persa. Se la devolvió al iraní diciendo:
– Llévesela a otra persona.
Cuando el iraní insistió, Nasrudín le repuso:
– Pero yo no conozco la lengua persa y aunque estuviese escrita en turco tampoco podría leerla, porque es letra ilegible.
Entonces el iraní se puso furioso:
– Te haces el erudito con ese turbante tan grande y con esa toga tan larga, y sin embargo ni siquiera llegas a leer una carta sencilla.
Nasrudín se quitó el turbante y la toga, los puso delante del iraní y le dijo:
– Si es solo por el turbante y la toga, ¡póntelos y lee la carta tu mismo!.