Nasrudín y el vidente
Nasrudín subió a un árbol para aserrar una rama. Alguien que pasaba al ver como lo estaba haciendo le dijo:
-¡Cuidado!… Está mal sentado en la punta de la rama… ¡Se caerá!
-¿Piensa que soy un necio que deba creerlo? ¿o es usted un vidente que pueda predecir mi futuro? – preguntó el Mulá.
Sin embargo, poco después la rama cedió y Nasrudín terminó en el suelo. Entonces corrió tras el otro hombre hasta alcanzarlo:
-¡Su predicción se ha cumplido!… Ahora dígame: ¿cómo moriré?…
Por más que el hombre insistió, no pudo disuadir a Nasrudín de que no era un vidente. Por fin, ya exasperado le gritó:
-¡Por mi podrías morirte ahora mismo!
Apenas oyó estas palabras, el Mulá cayó al suelo y se quedo inmóvil. Cuando lo encontraron sus vecinos lo depositaron en un féretro. Mientras marchaban hacia el cementerio, empezaron a discutir acerca de cual era el camino más corto. Nasrudín perdió la paciencia y, asomando su cabeza fuera del ataud, dijo:
-¡Cuando estaba vivo solía tomar por la izquierda; es el camino más rápido!