Meditar y fumar

Dos monjes que vivían en el mismo monasterio caían frecuentemente en la tentación de fumar. Aquella inclinación, a la que sucumbían bastante a menudo, les granjeaba quejas y reproches.
Un día fueron convocados por el maestro, uno después del otro, por separado. El primero dijo al maestro:
-¿Puedo meditar mientras fumo?
El maestro estalló en cólera, contestó que no y echó violentamente al discípulo. El monje, un poco más tarde, se encontró al otro monje fumando tranquilamente. Sorprendido le preguntó:
-¿No has visto al maestro?
-Sí, lo he visto.
-¿Y no te ha prohibido fumar?
-No.
-Pero ¿cómo puede ser? ¿Qué le has preguntado?
-Simplemente le he preguntado: ¿Puedo fumar mientras medito?

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