Limosnas
Era en el norte de la India, en un pueblo perdido en las montañas, se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmín. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios cada uno de ellos de aquellas limosnas que recibían de los fieles. El asceta dijo:
-Mirad, yo lo que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrendo al Divino.
Entonces intervino el peregrino para explicar:
-Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero por al contrario: me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.
Por último habló el brahmín para expresarse de la siguiente forma:
-También yo dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.