Las ratas del pintor
Un gran pintor, culpable de arrogancia ante el emperador chino, fue condenado a ser colgado por los dedos gordos de los pies. Como último favor pidió ser colgado de un sólo dedo gordo, lo que le fue concedido. El emperador y su séquito se retiraron, seguros de que el pintor moriría lentamente y de forma atroz.
El pintor sólo, colgado boca abajo y con las manos atadas, consiguió llegar al suelo con su dedo gordo libre. Dibujó ratas en la arena, debajo de él, utilizando la uña. Aquellas ratas estaban tan bien dibujadas que subieron por la cuerda y la royeron hasta romperla.
El pintor sabía que el emperador no vendría enseguida. Y se alejó sin darse prisa, llevándose las ratas consigo.