Jóvenes
Maaruf, el sufi, se paseaba por la orillas del Tigris acompañado por un grupo de discípulos. Un grupo de jóvenes se divertía de manera indecente en el río: gritaban, cantaban, bailaban, bebían y su exuberancia ofendía a los discípulos. Uno le dijo al Maestro:
-¡ Maestro, si os place, rogad a Dios que ahogue a esas condenadas almas en el Tigris !
El sufi levantó las manos al cielo y dijo:
-!Oh Señor¡ en este mundo les habéis dado alegría y felicidad, concededles felicidad y alegría en el otro también.
Los discípulos se extrañaron con la oración y presionaron a Maaruf Kharki para que les diera una explicación por semejante súplica.
-No comprendéis nada – dijo – pero Él está de acuerdo.