Intelecto
Había una vez un hombre que se rascaba constantemente. Lo hacía con tanta frecuencia, que la gente sintió el impulso de preguntarle por qué lo hacía. El hombre sólo respondía:
-No lo sé.
Se recurrió a médicos, pero ninguno pudo explicar la causa por la cual se rascaba. Al cabo de muchos años, la ciudad del «rascador» fue visitada por un sabio. El pueblo llevó al pobre hombre a la plaza principal con el fin de que lo viese el sabio. Se produjo una larga pausa. Después el sabio habló:
-Esta persona – dijo – se rasca y vosotros me preguntáis la razón. He aplicado mi intelecto al problema y ya os puedo dar mi respuesta: este hombre se rasca porque le pica.