Insignificancias

Nasrudín comenzó a charlar con algunos amigos. Uno de ellos, de repente, le preguntó por su mujer:

-¡Ah, mi mujer! Se ha quedado en casa.

-¿A qué se dedica? – preguntó el otro.
Nasrudín se encogió de hombros y le dijo:

-Insignificancias, cosas sin importancia, pequeñas cosas sin trascendencia alguna. Se encarga de llevar a cabo las tareas del hogar, cuida de nuestros hijos y los ayuda a estudiar, va al mercado, hace reparaciones cuando son imprescindibles, como pintar la casa y arreglar lo que se rompe…Saca agua del pozo y riega la huerta, también atiende a su madre enferma y se hace cargo de la mía; a veces visita a su hermana y le ayuda con los niños…. cosas así, pequeñas cosas sin trascendencia.

-¿Y tú que haces? – le preguntó otro de los reunidos.

-¡Ah amigos, yo soy verdaderamente importante, claro! Yo soy el que investiga si Dios existe.

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