El cofre

Nuri Bey era un respetado y reflexivo albanés que se había desposado con una mujer mucho más joven que él. Un atardecer, habiendo retornado a su hogar más temprano que de costumbre, un fiel sirviente se le acercó y dijo:
-Vuestra esposa, nuestra señora, está actuando sospechosamente. Se encuentra en sus aposentos con un enorme cofre, que perteneció a vuestra abuela, suficientemente grande como para esconder a un hombre. Tal vez habría en él sólo unos bordados antiguos pero creo que ahora debe haber mucho más en él. Ella no permite que yo, vuestro más antiguo criado, averigüe que hay en él. Nuri fue a la habitación de su mujer, y la encontró sentada, desconsolada, junto a la enorme caja de madera.
-¿Quieres mostrarme qué hay en el cofre? – dijo Nuri
-¿Debido a la sospecha de un sirviente o porque no te fías de mí?
-¿No sería más fácil abrirlo, sin pensar en insinuaciones? – preguntó Nuri
-No creo que sea posible
-¿Está cerrado?
-Sí
-¿Dónde está la llave?
-Ella la mostró y dijo:
-Despide al sirviente y te la daré.
El sirviente fue despedido. La mujer entregó la llave y se retiró, obviamente perturbada. Nuri Bey pensó durante largo rato. Luego llamó a cuatro de sus jardineros y juntos transportaron el cofre, por la noche, sin abrirlo, a un distante lugar de la finca, y lo enterraron. El asunto nunca más fue mencionado.

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