Cuidado con tus obras

Cuando era joven, Abil Alsar escuchó una conversación de su padre con un devoto.
-Cuidado con tus obras – dijo el derviche – piensa en lo que las generaciones futuras dirán de ti.
-¡Y qué! – respondió el padre – cuando yo me muera, todo estará acabado y no importará lo que se diga.
Abin Alsar jamás olvidó esa conversación. Durante toda su vida se esforzó para hacer el bien, ayudar a las personas a ejecutar su trabajo con entusiasmo. Se volvió un hombre conocido por su preocupación por los demás; al morir había dejado un gran número de obras que mejoraron el nivel de vida de su ciudad. En su tumba mandó grabar el siguiente epitafio:
-Una vida que termina con la muerte, es una vida que no valió la pena.

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