Conocer el amor

En Estambul hay una hermosa mezquita llamada Beyazid. Desde que fue construida, los sheiks y derviches sufíes han estado siempre presentes en ella.
El sheik Jemal Halveti, uno de los maestros del camino, fue invitado por el sultán para bendecir la apertura de esa gran mezquita. Los sabios de Estambul, la aristocracia y hasta el mismo sultán estaban allí. La flor y nata del Imperio Otomano se habían reunido allí ese día.
Cuando el sheik se levantó para hablar ante tan erudita e importante multitud, un hombre simple se puso de pie de una salto y dijo:
-¡Oh, sheik!, he perdido mi burro. Todos los habitantes de Estambul están aquí. Por favor, pregúntales si han visto a mi burro.
El sheik le respondió que encontraría a su burro. Acto seguido, se dirigió a la muchedumbre:
-¿Hay alguien entre vosotros que no sepa qué es el amor, que no haya nunca gustado del amor en alguna de sus formas?
Al principio nadie se movió pero, finalmente, tres hombres se levantaron, uno a uno. El primer hombre dijo:
-Es verdad. Yo, realmente, no sé qué es el amor. Nunca lo he probado.
Los otros dos movieron la cabeza en señal de aprobación.
Entonces el sheik dijo al que había perdido el burro:
-Tú has perdido un burro. ¡Aquí te ofrezco tres! Pero hasta un burro ama la hierba fresca y verde. Cuando la gente aprende a amar, con amor real y verdadero, su estado se eleva por encima del de los ángeles. Cuando no conocemos el amor, nuestro estado se torna inferior al de los burros.

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