Coherencia
Un sufí de Buhara atraía grandes grupos de personas y su casa estaba siempre llena de discípulos y peregrinos. Afligido por este trajín y movimiento, un estudiante devoto se marchó de la ciudad, al poco de haber entrado en ella en busca del sabio y se encaminó a la choza de un contemplativo, en la parte oriental de Turquestán. Después de que los dos estuvieron sentados en contemplación durante un rato, el místico levantó la cabeza y habiendo leído la mente del visitante, le dijo:
-Cuando juzgues por lo externo, obtendrás únicamente superficialidades. Te desagradó el aspecto externo del sabio de Buhara, y por lo tanto no pudiste percibir su aspecto interno. En el Día Final, si has de ser juzgado sólo por tu forma externa, ¿por qué no preparas tu propia exterioridad? Estás vestido sobriamente; adórnate con cuentas. Tu túnica es lisa; haz que sea motivo de observación. Engalánate y luce. Entonces, por lo menos, podría reconocérsete el mérito de la coherencia.