cien

Cien

Después de haber saqueado una ciudad, un hombre estaba tratando de vender una valiosa alfombra, parte del botín:
-¿Quién me da cien piezas de oro por esta alfombra? – gritaba el hombre por las calles del pueblo.
Habiendo realizado la venta, se le aproximó al vendedor un compinche del saqueo y le preguntó:
-¿Porqué no pediste más dinero por esa  alfombra?
El individuo le respondió:
-¿Pero es que existe un número mayor que cien?

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