Borrachos
Un hombre estaba ebrio hasta el punto de perder la razón y de estar en el estado mas deplorable, pues la embriaguez a la que se abandonaba, le había hecho perder enteramente el honor. Como había bebido lo que estaba límpido y lo que estaba turbio, su cabeza y sus pies estaban perdidos a la vez, a consecuencia de esa enojosa condición.
Uno que pasaba vio esto con disgusto y metiendo al hombre ebrio en un saco se lo llevaba a su casa cuando encontró en el camino a otro hombre igualmente ebrio. Este segundo borracho sólo podía andar sostenido por otras personas, pues estaba completamente ebrio. Cuando el que estaba en el saco vió a este otro en ese fastidioso estado le dijo :
-¡Oh desgraciado! había que haber bebido dos vasos más, a fin de poder andar como yo, libre y solo.