Arrogancia

Nawab Mohammed Khan, Jan-Fishan, paseaba por la calle, en Delhi, cuando encontró a un grupo de personas al parecer enzarzadas en una disputa. Le preguntó a un transeúnte:
-¿Qué pasa aquí?
-Alteza, uno de tus discípulos está reprobando a la gente de este barrio su comportamiento.
Jan-Fishan se abrió paso entre la muchedumbre y le dijo a su seguidor:
-Dime qué pasa.
-Estas personas se han mostrado hostiles conmigo – dijo el discípulo
-Eso no es verdad – dijeron otros – por el contrario, le estábamos rindiendo honores, por respeto a ti.
-¿Qué te han dicho? – le preguntó el Nawab a su discípulo.
-Me han dicho: “¡Hola, Gran Erudito!” Yo les estaba explicando que la ignorancia de los eruditos es la responsable de la confusión y la desesperación de las personas.
Jan-Fishan Khan replicó:
-Con bastante frecuencia, es la arrogancia de los eruditos la responsable de la miseria del hombre. Y ha sido tu arrogancia al pretender que eres algo distinto a un erudito la que ha causado este tumulto. No ser un erudito, lo que incluye un desapego de lo insignificante, constituye un logro. Los eruditos raramente son sabios, porque son personas inalterables atiborradas de pensamientos y libros. Esta gente estaba intentando honrarte. Si algunas personas creen que el fango es oro, si es su fango, respétalo. Tú no eres su maestro. ¿No te das cuenta de que al comportarte con esa susceptibilidad y obstinación, estás actuando como un erudito y por lo tanto mereces ése nombre aunque sea como calificativo? Ten cuidado, hijo mío. Demasiados traspiés en el Camino del Logro Supremo y acabarás convirtiéndote en un erudito.

Publicaciones Similares