Amnésico

Un amnésico hacía un viaje en compañía de un bonzo, al que le preguntaba a cada instante su nombre y su destino. El bonzo estaba molesto por aquella pregunta repetida hasta la saciedad.
Pasaron la noche en la misma habitación de un albergue. Por la mañana, al ver a su compañero completamente dormido, el bonzo le cortó el pelo y le puso sus ropas. Entonces salió con las ropas del amnésico. Cuando éste despertó y se miró al espejo, gritó:
-Mira, he aquí el bonzo que estaba conmigo anoche. Pero, y yo, ¿dónde estoy? ¿Me he perdido? ¡Es absolutamente necesario que me encuentre!
Y partió en su propia búsqueda.

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