Acción y hábito
– ¿Cuál es la mejor forma de actuar en la vida? – preguntó un discípulo
El maestro le pidió que construyese una mesa.
El discípulo clavaba los clavos con tres golpes precisos. Una punta, no obstante, encontró una fibra más dura y al darle un cuarto golpe, se introdujo demasiado profunda y perforó la madera.
– Tu mano se ha acostumbrado a tres martillazos – dijo el maestro – Confiaste tanto en lo que estabas haciendo que has reducido tu atención y tu habilidad. Cuando la acción se convierte en un hábito, pierde parte de su sentido.